jueves, 19 de junio de 2014

LA GRANDEZA: LA MARCA DE DIOS

  
  

Querida Iglesia y Amigos!
“Un gran hombre demuestra su grandeza por el modo en que trata a los que son o tienen menos que él” – Thomas Carlyle

En nuestra sociedad vivimos en una crisis de liderazgo. La percepción general, sobre todo de los jóvenes es que no hay alguien a quien seguir y en quién confiar. En especial en la política, se ha vuelto una guerra sucia en la cual todos cuestionan las intenciones de los del partido del frente, buscando socavar su poder y “traer agua hacia su propio molino”. 
Nuestro corazón agradece cuando aparecen políticos, padres, profesores, pastores, sacerdotes, que en lugar de ponerse en un pedestal de superioridad, se atreven a reconocer sus errores o reconocer los aciertos de sus adversarios. Esto es “grandeza”.   

Existen en la historia personajes que son ejemplo de grandeza, que han dado ejemplo de respeto y buen trato a sus adversarios y a las personas más desfavorecidas de la sociedad.
Sin embargo, la grandeza no debería ser propia sólo de los políticos, o de los que están en autoridad, sino de todos nosotros, particularmente aquellos que conocemos a Dios. 

¿En qué consiste la grandeza cristiana? 
En la Biblia hay una pequeña carta que es una tremenda exhortación a la grandeza para los hijos de Dios, llamada “Filemón”, escrita por el Apóstol San Pablo a un discípulo suyo, cuyo esclavo llamado Onésimo se había escapado (recordemos que en esa época la esclavitud era una práctica común en el mundo antiguo). Sin embargo es capturado y estando en prisión conoce a San Pablo, con el cual se convierte a Cristo. Ahora Onésimo es enviado de vuelta a su amo.  Imaginemos por un momento el terror que este Onésimo estaría experimentando. Probablemente por su mente pasarían historias de terror que le habrán contado de otros esclavos capturados, las torturas y maltratos a los que podría ser sometido por parte de un amo con deseos de venganza.
Sin embargo como dice el dicho: “el mundo es un pañuelo”. Da la “coincidencia” que San Pablo conocía a Filemón y éste era su discípulo. Por lo tanto San Pablo le escribe a Filemón una “carta de recomendación” en su calidad de padre espiritual, animándolo a que no sólo tenga “un gesto de grandeza” con Onésimo, sino que acoja a Onésimo en su hogar, sin represalias, sino como un hermano.
Para persuadir a Filemón, San Pablo no apela a su bondad natural, ni a su buena educación, sino a la comunión espiritual que como hijo de Dios

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Filemón tiene con Dios y sus demás hermanos en Cristo

Pido a Dios que el compañerismo que brota de tu fe sea eficaz para la causa de Cristo mediante el reconocimiento de todo lo bueno que compartimos
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Filemón 6

La grandeza cristiana no brota de sentimientos altruistas, sino de la comunión espiritual que tenemos con nuestros hermanos y hermanas en Cristo. Somos hijos de Dios.  

Se nos anima a tener actitudes superiores a las del resto del mundo porque “mayor es el que está en nosotros, que el que está en el mundo” (1Jn.4:4 ref.). En nosotros está un Espíritu superior al del mundo. 
Perdonar  o pedir perdón una vez en muchos círculos de la sociedad actual  puede ser
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 considerado un acto de grandeza, en el judaísmo perdonar 7 veces era símbolo de perfección…Jesús nos dice que perdonemos 70 veces 7.

¿De dónde  saco actitud para perdonar de esa manera? 
De dónde puedo llevar 2 millas una carga cuando se me pidió llevarla sólo una? Filemón 6 tiene la clave: 
Nuestra fe espiritual es como un manantial de aguas profundas, que nunca se acaban. Podemos volver a la fuente del Espíritu que vive en nosotros, en oración y búsqueda de Dios, cada vez que necesitemos “una dosis extra de amor” y SIEMPRE habrá. 
Siempre habrá provisión espiritual cuando tengamos que perdonar al hijo que se fue de casa a vivir desordenadamente y ahora quiere volver. Siempre habrá provisión espiritual cuando perdonemos la deuda a quien no nos ha pagado lo que nos debe. Siempre habrá provisión espiritual cuando sirvamos a nuestrocónyuge con cariño aunque “no lo merezca”. Siempre habrá provisión espiritual cuando tengamos que perdonar a un padre, unprofesor, un patrón, o a un líder religioso que nos ha decepcionado.  
Su provisión es abundante. Sólo necesito reconocer mi necesidad de ella y tener la valentía de extender mi mano hacia Dios en oración para recibir de Él esa dosis extra de amor que necesitamos para mostrar el amor con que Cristo nos amó a nosotros, aún sin merecerlo.  
Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.(Romanos 5:8)
Que tengan un muy buen resto de semana
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Dios los bendiga. 

Les amamos, pastores  Javier y Andrea

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