miércoles, 26 de noviembre de 2014

RADICALIZADOS O UNIDOS


Vivimos en tiempos de una radicalización en la política cada vez más fuerte en todo el mundo.  Muchos políticos se atacan con virulencia feroz en los hemiciclos de los parlamentos, en los medios de comunicación y en las cortes de justicia. Aprovechan cualquier oportunidad para, en nombre de una malentendida “libertad de expresión”, darse la licencia para deshonrar, atacar y desacreditar al de la vereda de enfrente. Creo que esta acidez del debate político, se basa en una enorme sensación de inseguridad y ansiedad, por no perder influencia, por no parecer más débil  o más cobarde que el otro.
Esta agitación lamentablemente podemos, a veces, observarla en la Iglesia de Jesucristo.  Cristianos atacan a otros cristianos, a sus  pastores, líderes e iglesias desde los púlpitos, por la radio, la televisión, las redes sociales en nombre de un pobre entendimiento de lo que significa “guardar la sana doctrina”.
John Wimber hace más de una década dijo:
“nuestros líderes empuñan la palabra como un arma para herir
más que como una lámpara para alumbrar”.

El reflexionar sobre estos asuntos me ha llevado a pensar  acerca de la unidad de la Iglesia.
¿Qué es lo que verdaderamente  une a la Iglesia y qué no?.
En su artículo “Actitud de Amor y Aceptación”, Wimber señala algunas falsas suposiciones acerca de la unidad:
“Tener unidad es que todos tengamos la misma doctrina”: a menudo combatimos por la pureza doctrinal con otros cristianos porque simplemente los otros cristianos aludidos no piensan igual que nosotros. Tenemos que aceptar y entender que los cristianos tenemos diferencias de doctrina, pero que esas diferencias no nos tienen por qué separar.  Estas diferencias nos son esenciales para la fe.

“Tener unidad es que todos tengamos las mis mas prácticas”: la Iglesia, al igual que una vasta diversidad doctrinal, posee una enorme diversidad de formas y prácticas.

Algunos son más efusivos, otros son más formales, unos toman la Santa Cena de una manera, otros de otra, unos bautizan de una manera, otros de otra. Formas que en definitiva no son esenciales para la fe.

“Tener unidad es tener la misma estructura administrativa”: existen iglesias que tienen una estructura de obispos, apóstoles, ancianos,  otras se gobiernan en forma democrática, otras una mezcla de ambas… las diferencias son muchas. ¿Son  suficientes estas diferencias para romper la unidad?

¿Entonces qué nos une en verdad como cristianos? ¿Cuál debería ser nuestra actitud cuando nos encontramos con cristianos que piensan diferente, se ven diferentes, o se organizan de manera diferente ?.

La Verdadera unidad de la Iglesia se debe apoyar en lo esencial,  en las cosas  que son cruciales para la fe:

 * En Cristo: (Efesios 4:4-6). Hay un solo cuerpo y un solo Espíritu, así como también fueron llamados a una sola esperanza; un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo; un solo Dios y Padre de todos, que está sobre todos y por medio de todos y en todos.Un Señor, una fe y un bautismo. Estos tres conceptos apuntan sólo a Cristo: ¿Quién es el Señor? Jesús. ¿En quién debemos poner nuestra fe? En Jesús. ¿En quien somos bautizados? En Jesús. Él es el que da el verdadero sentido a la unidad de la Iglesia.

* La Biblia como autoridad final: los que creemos en las profecías como algo pertinente para estos tiempos, no deberíamos olvidar que ellas no están por sobre la palabra escrita e irrefutable de Dios en la Biblia. Personalmente también soy un lector ávido de libros de teología, liderazgo, e historia de la Iglesia. Sin embargo tampoco debemos poner otros escritos o libros por sobre la Palabra de Dios.
San Agustín, el gran teólogo del siglo IV, nos da un consejo precioso,  él escribió:

“En lo esencial unidad, en lo dudoso libertad y en todo lo demás caridad”.

Cómo aplicar este consejo:
Unidad en lo esencial: ¿Qué es lo esencial? 2 cosas:  1) Jesús es el Señor y el único Salvador. 2) La Biblia es la regla de fe final e irrefutable. Estos son los “no negociables” de todos los cristianos. Y en esto necesitamos tener clara unidad.

En lo dudoso libertad: Teniendo una base esencial, debemos avanzar hacia la libertad en lo no esencial. San Pablo nos anima a tener esta actitud con todos: (Efesios 4:2-3) siempre humildes y amables, pacientes, tolerantes unos con otros en amor. Esfuércense por mantener la unidad del Espíritu mediante el vínculo de la paz. La actitud de gracia que necesitamos tener con los hermanos que piensan diferente se basa en que en Cristo tenemos unidad total y en que a pesar de la cantidad de iglesias diferentes en todo el mundo y todas las épocas, Dios ha usado poderosamente y bendecido a hermanos y hermanas cristianos de creencia y énfasis muy diferentes a los nuestros. Ahora, cuando existen aspectos  de creencia y práctica que “nos hacen ruido” la palabra de Dios nos da una dirección muy clara: (Mateo 7:15 y 20)“Por sus frutos los conocerán” El fruto tanto de la labor y creencia nuestra como la de los demás, dirá al final si lo que creíamos o hicimos era algo que realmente provino del Espíritu de Dios.

En todo lo demás caridad: Lo mejor que podemos hacer es amarnos, respetarnos en nuestras diferencias y no levantar nuestras banderas de diferencia tan rápido.

Les animo a guardar la unidad en amor.  A no dar el triste espectáculo de criticar a otros cristianos por las redes sociales u otros medios. Si tenemos dudas, oremos y esperemos el fruto.  Para Él somos uno. En esto deberíamos ser celosos: en “guardar la unidad del Espíritu en el vinculo de la paz” (Efesios 4:3); Ámense los unos a los otros con amor fraternal, respetándose y honrándose mutuamente (Romanos 12:10). De este lado del cielo será en muchos casos imposible que todos tengamos un mismo pensamiento. Pero al final de los tiempos estaremos todos los que hemos creído en Jesús, sin diferencias adorándole delante de Su trono, unidos frente al Único Cordero de Dios.

Bendiciones para todos!  

miércoles, 19 de noviembre de 2014

LO RAPIDO DEL EVANGELIO


Los pastores en general mostramos cierta resistencia a decidir en forma “rápida”. En nuestros sermones, a menudo hablamos acerca de “esperar en el Señor” donde decimos cosas tales como: “Vivimos en una cultura de lo rápido: comida rápida, lavadoras automáticas, secadoras, etc. Nuestra cultura nos lleva a tomar decisiones rápidas. Sin embargo necesitamos  esperar en Dios. Sus tiempos no son los nuestros…”
A pesar de que ésta enseñanza es prudente, buena, sabia y con sustento bíblico, también vemos que en la Biblia varios personajes tuvieron que tomar decisiones en forma rápida. Por ejemplo:
- Cuando Moisés estaba frente al Mar Rojo: “Por qué clamas a mi? Dile al pueblo de Israel que marche”(Éxodo 14:15).

- Las reformas del rey Ezequías 36 se regocijaron de que Dios hubiera preparado al pueblo para hacerlo todo con rapidez. (2Crónicas 29:36). 

- Cuando Mateo fue llamado por Jesús a seguirle: “Entonces (en ese momento), Mateo dejó el banco de los tributos públicos y lo siguió” (Mateo 9:9). 
¿Por qué nos tardamos en tomar decisiones?
1) Temor: Gedeón, pidió que el vellón esté mojado, luego seco antes de ir a la batalla…pero llegó el momento en que tuvo que atacar. Temor al fracaso, a ser impopular, a no tener lo que se necesita para triunfar. En estos momentos de vacilación es cuando necesitamos pedir a Dios que renueve nuestra visión y llene nuestro corazón de amor. “El perfecto amor hecha fuera el temor” (1 Juan 4:18).
2) Inseguridad: Moisés “soy torpe para hablar” (Éxodo 4:10). Nuestros complejos e impedimentos personales hacen sentirnos inadecuados frente a lo que Dios nos llama a hacer, ya sea en el ministerio, en el mundo laboral, negocios o familia. Sin embargo, debemos entender que la gran mayoría de las veces,  la magnitud de la tarea estará a la que Dios nos llama está por encima de nuestras capacidades naturales. Cuando ese llamado es superior a ti, alégrate, porque como a Moisés, Dios te está llamando algo mayor que tú y te dará también un Aarón (equipo) que te sostendrá.
3) Pasividad: la mentalidad de “estamos bien así”, la comodidad es un gran impedimento para asumir nuevos desafíos con Dios. Desafiar el pensamiento común demanda trabajo y nos puede hacer impopulares en algún momento. Moisés fue cuestionado por su pueblo, cuando Dios lo llamó a liberarlos. Jesús fue cuestionado por sus propios hermanos de sangre, y abandonado por Sus discípulos. No deberíamos esperar menos nosotros.
Para el terremoto del 27 de febrero en Santiago, mi familia y yo tuvimos que tomar una decisión rápida: eran las 3:30 de la mañana (15 minutos después del terremoto) y decidimos ir  a buscar a una amiga, embarazada de 8 meses, que había pasado el terremoto sola en el 9º piso del edificio en que vivía. Conduciendo hacia su departamento, en completa oscuridad, llegamos a un túnel subterráneo donde nos vimos enfrentados a una decisión rápida: "seguimos por la superficie en medio de la noche, con los semáforos apagados o nos arriesgamos a ir por el túnel construido bajo el río".
Optamos por ir por debajo. Pensé “en un país fuertemente sísmico, si alguien construyó un túnel bajo un río debería haber pensado reforzarlo convenientemente para que no se derrumbe. Además probablemente nadie anda ahí ahora por temor a que el río lo haya inundado”. Bajamos por el túnel y efectivamente... lo encontramos totalmente vacío de vehículos y completamente iluminado y en perfectas condiciones. Pudimos llegar a destino, mucho más rápido, e incluso en forma más segura. Recogimos a nuestra amiga y la trajimos a nuestra casa. Habíamos desafiado el pensamiento común de lo aparentemente “seguro” para tener un resultado mejor.
Hoy te invito a equilibrar tu pensamiento. Quizá los golpes en la vida nos han llevado a ser presa fácil del temor, pero hoy mi invitación es a confiar y creer que Dios, así como nos muestra Su voluntad, nos da la determinación y valentía para marchar y hacer lo que Él nos pide.
Bendiciones para todos!

miércoles, 5 de noviembre de 2014

COMO ENCONTRARNOS CON DIOS EN MEDIO DE UNA CRISIS


Hace unos 25 años atrás, el Pr. Roger Cunningham  y yo, tuvimos un accidente de automóvil. Veníamos por una avenida rápida de Santiago, con preferencia de paso, cuando un vehículo no respetó una señal PARE y nos embistió en la parte delantera, por el lado del copiloto (donde iba sentado yo). Debido a la fuerza del impacto, nuestro vehículo hizo un “trompo” y quedamos mirando en la dirección opuesta a la que veníamos. Al detenernos en medio de los vidrios quebrados, latas abolladas y la sangre que salía de mi cabeza (producto de un corte hecho por vidrios que saltaron) recién ahí me di cuenta de lo que había pasado. Pero también en ese mismo momento aprendí una de las lecciones de adoración más importantes de mi vida. Después de preguntarme cómo me encontraba, mi pastor me tomó por la mano y elevó una sencilla pero poderosa oración “Padre, no entendemos por qué esto nos sucedió, pero te adoramos.”
Esa sencilla oración de mi pastor marcó mi vida, porque fue una lección acerca de que Dios está con nosotros en todo momento y aún en las crisis más inesperadas, podemos adorarle y tener comunión con Él.
Siempre relacionamos las visiones de Dios con momentos de éxtasis en los cuales la presencia de Dios se manifiesta en una forma más palpable que lo acostumbrado. De hecho en la Biblia hay ejemplos de esto.
Creo que si nos diesen a escoger cuándo quisiéramos que Dios se manifieste, creo que la mayoría preferiríamos que fuese en momentos tales como en la Iglesia, en un devocional, etc., pero que no tengamos que pasar por alguna crisis para que esto ocurra. Sin embargo en los momentos de más dificultad, es cuando necesitamos más desesperadamente la intervención sobrenatural de Dios. En medio de un problema en el trabajo, en la enfermedad de un hijo o en una crisis matrimonial, Dios quiere manifestarse y darte nuevas fuerzas, darte una palabra o algo que señale y anime tu camino…
¿Cómo ver a Dios manifestado en medio de las crisis? Aquí señalo 3 claves que pueden ayudarnos:
1.     Fortalece tu convicción: TODAS las cosas me ayudan a bien (Romanos 8:28). No hay nada que te ocurra que esté fuera del control de la providencia y el poder de Dios. Por lo tanto la crisis más aguda que vivamos en lo familiar, lo financiero etc, no nos destruirá. Si nos agarramos de la mano de Dios, y afirmamos nuestros pensamientos acerca de Su amor y Su favor para con nosotros, la crisis sólo nos puede levantar aún más. “Por la noche vendrá el llanto, pero el gozo viene por la mañana”.
2.     Pregúntate “Para qué” en lugar de “Por qué”. Puede sonar cliché, pero la verdad es que detrás de cada crisis hay una bendición escondida para todos los que amamos a Dios. Quizá no la vemos ahora, pero  es sólo cuestión de tiempo para que la podamos palpar. Espérala. Tarde o temprano llegará.
3.     Retírate, cálmate y contempla: si tienes esta oportunidad en medio de la crisis, NO LA DESPERDICIES. Toma tiempo para elevar una oración,  estar a solas con Dios (en el lugar que sea, por el tiempo que puedas). Así se calmará tu alma, podrás escuchar Su consejo y retomarás fuerzas para enfrentar la contingencia.

Quién nos separará del amor de Cristo? Tribulación? Angustia???? (Romanos 8:35) NADA. Por eso te animo hoy. Si estás pasando por momentos críticos busca a Dios. Él está a una oración de distancia. Bendiciones para ti.

miércoles, 22 de octubre de 2014

¡NO TE LIMITES!



El crecimiento en los seres humanos se da en los primeros 15 - 18 años de vida. Ya después es virtualmente imposible.
Sin embargo, en la Biblia Dios animó a Israel a crecer. A no quedarse como estaba, a no conformarse.
Isaías 54:3 dice: ”Ensancha el sitio de tu carpa y despliega las cortinas de tu morada. ¡NO TE LIMITES!”( el énfasis y las mayúsculas son mías, jejeje)

Cuando Dios pone desafíos nuevos, muchas veces son incómodos porque nos invitan a crecer. Él quiere transformarnos a la imagen de Su Hijo (2Cor.3:18) corriendo nuestros límites en diferentes áreas de nuestra vida. 
A continuación 5 desafíos que Dios puede estar usando para correr nuestros límites:
1)    Pasar tiempo a solas con Él. La constancia en la intimidad con Dios es un desafío para casi todos los cristianos. A veces Dios pone aflicciones para llamar nuestra atención hacia la comunión íntima con Él.
2)    Aprender algo nuevo: a    menudo una nueva habilidad, en lo profesional, en lo ministerial puede ser tomado como algo incómodo de hacer. Sin embargo si queremos crecer, no podemos dejar de aprender.

3)    Asumir nuevas responsabilidades:  por ejemplo cuando llega un nuevo hijo al hogar, cuando queremos servir en la Iglesia, cuando nos cambian de puesto en el trabajo. Todos estos son desafíos que conllevan volver a equilibrar las prioridades en la vida;  en el hogar, en la pareja, en el trabajo, etc.

4)    Abrir la vida a nuevas personas: las personas más introvertidas consideran todo un desafío conocer nueva gente. Este desafío implica salir de nuestra zona de comodidad para amar  y relacionarnos con otros.

5)  Cambios en nuestra situación financiera: sobre todo cuando hay menos, el adaptarnos para vivir con gozo y dejar la frustración es un gran desafío.

¿Cómo enfrentar estos  desafío y  remover nuestros límites?
Acepta los cambios como una invitación de Dios a crecer: Dios tiene el control de todo. Y no se le escapan las dificultades que pasamos. Siempre las va  a usar como una forma de hacernos crecer (Rom.8:28). Cuando Pablo “abrió” la naciente iglesia a los no judíos, el mayor desafío fue para los mismos judíos cristianos ¿cómo amar y recibir a estas personas “distintas” y que lleguen a ser parte de la Iglesia?. Sabemos que Dios trae nuevas personas a nuestras vidas y a la Iglesia para crecer. El desafío es a hacer espacio, no sólo físico, sino en nuestros corazones para amar como Cristo ama, renunciando a nuestros prejuicios y comodidad.
Agárrate de la gracia: asume que al principio no lo harás todo bien. Por ejemplo si queremos incorporar la rutina de orar o leer la palabra todos los días, nos encontraremos que nos quedamos dormidos, que nos cuesta entender ciertos versículos, pero con el tiempo y la perseverancia te será más fácil. 
Deja las excusas: “es que ya estoy viejo”, “soy demasiado joven”, “estoy muy ocupado. A menudo, preferimos nuestra comodidad, nuestra posición, y no cambiar, sólo si dejamos estas excusas podemos crecer.
Oremos que Dios nos dé la gracia y fortaleza de Él para salir de nuestra comodidad y atrevernos a crecer a Su imagen. 
             Bendiciones para todos!












jueves, 16 de octubre de 2014

NATURALMENTE SOBRENATURAL


En la Viña hablamos mucho acerca de ser naturalmente sobrenaturales. ¿Pero qué significa realmente esto? Mascar chicle mientras oramos por alguien? Usar shorts en el verano para ir a la Iglesia? Hacer un break en medio de la reunión de domingo para tomar café?
Si bien estas cosas podrían representar la apariencia de una vida relajada y libre en Dios, no siempre es el caso. Podemos vivir vidas igualmente cargadas, ansiosas, sólo con una apariencia de libertad. Otro extremo es vivir vida “super” religiosas, donde me imponen o me impongo un estilo de vida visiblemente distintos, con muchas prohibiciones y formas, donde hablo un dialecto que sólo los evangélicos entienden sin que esto tenga un real impacto en la paz o libertad que vivo en Cristo.
Dios anhela que vivamos nuestra relación con El con la misma naturalidad con la que respiramos. Su deseo es que seamos transformados no a un estilo o forma religiosa, sino a la semejanza de Su hijo.
Jesús fue en realidad muy rupturista y poco religioso en las formas que usó para traer las buenas nuevas: comió con los pecadores, predicó en sábado, comió sin lavarse las manos, consideró a mujeres y niños, cosas socialmente y
religiosamente eran inaceptables para la época.
Cuando Jesús vino a nuestra vida, para la mayoría de nosotros Su presencia trajo una sensación de alivio al corazón. Ya no teníamos que esforzarnos por hacer nada para que Dios nos ame. Pero vivir como Cristo, es humanamente imposible.
Ante el desafío de ser parecernos a Cristo podemos optar por: Simplemente “apretar los dientes”, y esforzarnos para tratar de hacer la voluntad de Dios. Pero como este es un esfuerzo humano, tarde o temprano acarrea frustración. También podemos escoger vivir cínicamente manteniendo una apariencia (tendencia a no creer realmente que Dios puede cambiar nuestra vida, a pesar de decir que creemos en Él). Es posible darse por vencido y derechamente abandonar la fe. Pero otra opción es que otro viva esta transformación por nosotros. Gálatas 2:20 “Con Cristo estoy juntamente crucificado y ya no vivo yo, Cristo vive en mi, y lo que vivo en mi carne, lo vio en la fe del Hijo de Dios que se entregó a sí mismo por mi”.
Según Mark Wirkler el secreto de vivir una vida sobrenatural y natural a la vez reside en 7 principios:
- Dios es todo en todos: Él promete tomar cada área de nuestra vida si lo dejamos. La vida sobrenatural se basa en dejar a Dios hacerlo.
- Yo soy sólo un vaso. No puedo dar nada que no reciba. Por lo tanto no puedo “fabricar” nada sobrenatural. Sólo Él puede hacerlo.
- Ya no vivo yo: no puedo ni alejarme ni acercarme más a Dios por mis propias fuerzas, porque estoy muerto en Cristo. 
- Cristo es mi vida: por lo tanto si hay algo bueno en nosotros, es solo la vida de Dios manifestada a través de nosotros.
- Estamos muertos a la ley: admitámoslo, no podemos cumplir los mandamientos de Dios en nuestras propias fuerzas. Sólo Cristo lo hizo.
- Vivimos por el Espíritu: la única forma de hacer la voluntad de Dios es recibir diariamente Sus palabras en forma específica, escuchando Su voz y pidiendo al Espíritu ayuda para caminar en ella.
- Vivo porque Dios es Emanuel: (Dios con nosotros). Donde vamos, Él va con nosotros. Por lo tanto, podemos bendecir, orar, sanar y dar palabra de Dios no sólo en la Iglesia, sino en todo lugar, en el trabajo, en la casa, en la escuela, etc.
Les animamos a atreverse vivir una vida natural y sobrenatural al mismo tiempo.
Bendiciones,

miércoles, 24 de septiembre de 2014

"NO TEMERÉ MAL ALGUNO..."



Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.           (2 Timoteo 1:7)

Siendo un pre adolescente de 12 años, conocí por primera vez el temor a la muerte. Ocurrió mientras me bañaba junto a un primo en un precioso lago del sur de Chile. Repentinamente no di pie en el fondo y las olas empezaron a venir una tras otra sobre mi…hasta que me vencieron…caí al fondo y vi todo negro…

Al final de esta reflexión les contaré cómo terminó esta historia. Todos hemos experimentado temor en nuestra vida. Según el Dr. Joseph Wolpe, nuestros temores son causados mayormente por episodios de vida que han generado traumas. Para mi este episodio en que casi me ahogué, generó en mi un temor a nadar en lugares donde no pudiese dar pie. Con los años lo he ido superando…pero aún estoy en el proceso.


Los seres humanos construimos mucho de nuestra vida en base al temor. En nuestro país existe un temor cada vez más creciente acerca del futuro de la economía. Muchos inversionistas no quieren invertir, muchas personas no quieren incurrir en mayores gastos (al menos eso se dice en el discurso…porque estadísticamente está comprobado que para las fiestas  el nivel de endeudamiento de la población crece mucho) En el trabajo muchos viven con el constante temor de ser despedidos. Muchos tenemos temor a quedarnos solos, temor a perder nuestros bienes, temor a decepcionarnos si nos involucramos en una relación de pareja o a votar por algún líder político,  o a ser decepcionado por algún líder religioso o académico.

Si bien debe existir una cuota de prudencia razonable que todos necesitamos tener, es necesario entender que gran parte de nuestros temores, son irracionales. Por ejemplo tengo un amigo muy querido que de pequeño fue sometido a una amenaza con ser lanzado por la ventana de un edificio de altura por no avisar que necesitaba ir al baño. La persona que lo cuidaba lo sacó por la ventana del séptimo piso de un edificio y le amenazó: “si no avisas otra vez, te voy a soltar”. Casi 50 años después mi amigo aún lucha con un temor irracional cada vez que viaja en avión. Ese temor le dice: "el avión se va a caer".  Pero lo está superando gracias a Dios.
¿Cómo ser libres de los temores? El Pr. Bill Hybels, nos da tres sugerencias:
   1) Identificar el origen del temor: individualizar el episodio de la vida que ocasionó el trauma. Esa vez que se rieron cuando hablabas en público, la vez que tu padre abusó de ti, el momento en que descubriste que esa persona te engañó…etc.
   2) Exponer la mentira: la gente no tiene por qué burlarse de ti cuando hablas en público, la gran mayoría de los padres no son abusivos, no tienes por qué ser engañado(a) por tu nueva pareja.

3) Declarar la verdad: varios expertos en manejo del temor, recomiendan a la gente que hablen directamente en contra las mentiras que el enemigo les lanza. Esto consiste simplemente en decir al temor: “deja de mentir”, “deja de fabricar y creer las peores cosas”. Y decirnos a nosotros mismos: “Deja de creer que no puedes controlar los sentimientos de pánico con el poder de Cristo”.  

Ahora les cuento cómo fue el final de la historia en el lago: cuando las olas me vencieron caí por ultima vez al fondo y me pareció ver todo negro. Ya había tragado mucha agua y estaba exhausto. En ese momento pensé “Se acabó. Voy a morir”. Justo en ese momento sentí unas manos fuertes que me toman por los hombros. Eran las manos de mi papá que había venido a salvarme. Llegó justo, ni más ni menos que en el momento en que ya no podía más.

El Salmo 23:6 nos dice: “Aunque ande en valle de sombra, de muerte, no temeré mal alguno porque Tú estás conmigo.” Los que conocemos a Dios, tenemos un Padre más poderoso que nuestro padre terrenal y que está con nosotros aún en los momentos más oscuros de la vida. Él no nos abandona. Esa sola certeza y convicción tiene el poder de sacarte del temor y llevarte al lugar de la confianza. No quiere decir que no te pasará nada malo, ni que no habrá momentos difíciles, sino aún en los momentos más difíciles (“en el valle de sombra y de muerte”) podrás confiar porque Él camina contigo y no te soltará.
¡Bendiciones para ti!