miércoles, 19 de noviembre de 2014

LO RAPIDO DEL EVANGELIO


Los pastores en general mostramos cierta resistencia a decidir en forma “rápida”. En nuestros sermones, a menudo hablamos acerca de “esperar en el Señor” donde decimos cosas tales como: “Vivimos en una cultura de lo rápido: comida rápida, lavadoras automáticas, secadoras, etc. Nuestra cultura nos lleva a tomar decisiones rápidas. Sin embargo necesitamos  esperar en Dios. Sus tiempos no son los nuestros…”
A pesar de que ésta enseñanza es prudente, buena, sabia y con sustento bíblico, también vemos que en la Biblia varios personajes tuvieron que tomar decisiones en forma rápida. Por ejemplo:
- Cuando Moisés estaba frente al Mar Rojo: “Por qué clamas a mi? Dile al pueblo de Israel que marche”(Éxodo 14:15).

- Las reformas del rey Ezequías 36 se regocijaron de que Dios hubiera preparado al pueblo para hacerlo todo con rapidez. (2Crónicas 29:36). 

- Cuando Mateo fue llamado por Jesús a seguirle: “Entonces (en ese momento), Mateo dejó el banco de los tributos públicos y lo siguió” (Mateo 9:9). 
¿Por qué nos tardamos en tomar decisiones?
1) Temor: Gedeón, pidió que el vellón esté mojado, luego seco antes de ir a la batalla…pero llegó el momento en que tuvo que atacar. Temor al fracaso, a ser impopular, a no tener lo que se necesita para triunfar. En estos momentos de vacilación es cuando necesitamos pedir a Dios que renueve nuestra visión y llene nuestro corazón de amor. “El perfecto amor hecha fuera el temor” (1 Juan 4:18).
2) Inseguridad: Moisés “soy torpe para hablar” (Éxodo 4:10). Nuestros complejos e impedimentos personales hacen sentirnos inadecuados frente a lo que Dios nos llama a hacer, ya sea en el ministerio, en el mundo laboral, negocios o familia. Sin embargo, debemos entender que la gran mayoría de las veces,  la magnitud de la tarea estará a la que Dios nos llama está por encima de nuestras capacidades naturales. Cuando ese llamado es superior a ti, alégrate, porque como a Moisés, Dios te está llamando algo mayor que tú y te dará también un Aarón (equipo) que te sostendrá.
3) Pasividad: la mentalidad de “estamos bien así”, la comodidad es un gran impedimento para asumir nuevos desafíos con Dios. Desafiar el pensamiento común demanda trabajo y nos puede hacer impopulares en algún momento. Moisés fue cuestionado por su pueblo, cuando Dios lo llamó a liberarlos. Jesús fue cuestionado por sus propios hermanos de sangre, y abandonado por Sus discípulos. No deberíamos esperar menos nosotros.
Para el terremoto del 27 de febrero en Santiago, mi familia y yo tuvimos que tomar una decisión rápida: eran las 3:30 de la mañana (15 minutos después del terremoto) y decidimos ir  a buscar a una amiga, embarazada de 8 meses, que había pasado el terremoto sola en el 9º piso del edificio en que vivía. Conduciendo hacia su departamento, en completa oscuridad, llegamos a un túnel subterráneo donde nos vimos enfrentados a una decisión rápida: "seguimos por la superficie en medio de la noche, con los semáforos apagados o nos arriesgamos a ir por el túnel construido bajo el río".
Optamos por ir por debajo. Pensé “en un país fuertemente sísmico, si alguien construyó un túnel bajo un río debería haber pensado reforzarlo convenientemente para que no se derrumbe. Además probablemente nadie anda ahí ahora por temor a que el río lo haya inundado”. Bajamos por el túnel y efectivamente... lo encontramos totalmente vacío de vehículos y completamente iluminado y en perfectas condiciones. Pudimos llegar a destino, mucho más rápido, e incluso en forma más segura. Recogimos a nuestra amiga y la trajimos a nuestra casa. Habíamos desafiado el pensamiento común de lo aparentemente “seguro” para tener un resultado mejor.
Hoy te invito a equilibrar tu pensamiento. Quizá los golpes en la vida nos han llevado a ser presa fácil del temor, pero hoy mi invitación es a confiar y creer que Dios, así como nos muestra Su voluntad, nos da la determinación y valentía para marchar y hacer lo que Él nos pide.
Bendiciones para todos!

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