miércoles, 22 de octubre de 2014

¡NO TE LIMITES!



El crecimiento en los seres humanos se da en los primeros 15 - 18 años de vida. Ya después es virtualmente imposible.
Sin embargo, en la Biblia Dios animó a Israel a crecer. A no quedarse como estaba, a no conformarse.
Isaías 54:3 dice: ”Ensancha el sitio de tu carpa y despliega las cortinas de tu morada. ¡NO TE LIMITES!”( el énfasis y las mayúsculas son mías, jejeje)

Cuando Dios pone desafíos nuevos, muchas veces son incómodos porque nos invitan a crecer. Él quiere transformarnos a la imagen de Su Hijo (2Cor.3:18) corriendo nuestros límites en diferentes áreas de nuestra vida. 
A continuación 5 desafíos que Dios puede estar usando para correr nuestros límites:
1)    Pasar tiempo a solas con Él. La constancia en la intimidad con Dios es un desafío para casi todos los cristianos. A veces Dios pone aflicciones para llamar nuestra atención hacia la comunión íntima con Él.
2)    Aprender algo nuevo: a    menudo una nueva habilidad, en lo profesional, en lo ministerial puede ser tomado como algo incómodo de hacer. Sin embargo si queremos crecer, no podemos dejar de aprender.

3)    Asumir nuevas responsabilidades:  por ejemplo cuando llega un nuevo hijo al hogar, cuando queremos servir en la Iglesia, cuando nos cambian de puesto en el trabajo. Todos estos son desafíos que conllevan volver a equilibrar las prioridades en la vida;  en el hogar, en la pareja, en el trabajo, etc.

4)    Abrir la vida a nuevas personas: las personas más introvertidas consideran todo un desafío conocer nueva gente. Este desafío implica salir de nuestra zona de comodidad para amar  y relacionarnos con otros.

5)  Cambios en nuestra situación financiera: sobre todo cuando hay menos, el adaptarnos para vivir con gozo y dejar la frustración es un gran desafío.

¿Cómo enfrentar estos  desafío y  remover nuestros límites?
Acepta los cambios como una invitación de Dios a crecer: Dios tiene el control de todo. Y no se le escapan las dificultades que pasamos. Siempre las va  a usar como una forma de hacernos crecer (Rom.8:28). Cuando Pablo “abrió” la naciente iglesia a los no judíos, el mayor desafío fue para los mismos judíos cristianos ¿cómo amar y recibir a estas personas “distintas” y que lleguen a ser parte de la Iglesia?. Sabemos que Dios trae nuevas personas a nuestras vidas y a la Iglesia para crecer. El desafío es a hacer espacio, no sólo físico, sino en nuestros corazones para amar como Cristo ama, renunciando a nuestros prejuicios y comodidad.
Agárrate de la gracia: asume que al principio no lo harás todo bien. Por ejemplo si queremos incorporar la rutina de orar o leer la palabra todos los días, nos encontraremos que nos quedamos dormidos, que nos cuesta entender ciertos versículos, pero con el tiempo y la perseverancia te será más fácil. 
Deja las excusas: “es que ya estoy viejo”, “soy demasiado joven”, “estoy muy ocupado. A menudo, preferimos nuestra comodidad, nuestra posición, y no cambiar, sólo si dejamos estas excusas podemos crecer.
Oremos que Dios nos dé la gracia y fortaleza de Él para salir de nuestra comodidad y atrevernos a crecer a Su imagen. 
             Bendiciones para todos!












jueves, 16 de octubre de 2014

NATURALMENTE SOBRENATURAL


En la Viña hablamos mucho acerca de ser naturalmente sobrenaturales. ¿Pero qué significa realmente esto? Mascar chicle mientras oramos por alguien? Usar shorts en el verano para ir a la Iglesia? Hacer un break en medio de la reunión de domingo para tomar café?
Si bien estas cosas podrían representar la apariencia de una vida relajada y libre en Dios, no siempre es el caso. Podemos vivir vidas igualmente cargadas, ansiosas, sólo con una apariencia de libertad. Otro extremo es vivir vida “super” religiosas, donde me imponen o me impongo un estilo de vida visiblemente distintos, con muchas prohibiciones y formas, donde hablo un dialecto que sólo los evangélicos entienden sin que esto tenga un real impacto en la paz o libertad que vivo en Cristo.
Dios anhela que vivamos nuestra relación con El con la misma naturalidad con la que respiramos. Su deseo es que seamos transformados no a un estilo o forma religiosa, sino a la semejanza de Su hijo.
Jesús fue en realidad muy rupturista y poco religioso en las formas que usó para traer las buenas nuevas: comió con los pecadores, predicó en sábado, comió sin lavarse las manos, consideró a mujeres y niños, cosas socialmente y
religiosamente eran inaceptables para la época.
Cuando Jesús vino a nuestra vida, para la mayoría de nosotros Su presencia trajo una sensación de alivio al corazón. Ya no teníamos que esforzarnos por hacer nada para que Dios nos ame. Pero vivir como Cristo, es humanamente imposible.
Ante el desafío de ser parecernos a Cristo podemos optar por: Simplemente “apretar los dientes”, y esforzarnos para tratar de hacer la voluntad de Dios. Pero como este es un esfuerzo humano, tarde o temprano acarrea frustración. También podemos escoger vivir cínicamente manteniendo una apariencia (tendencia a no creer realmente que Dios puede cambiar nuestra vida, a pesar de decir que creemos en Él). Es posible darse por vencido y derechamente abandonar la fe. Pero otra opción es que otro viva esta transformación por nosotros. Gálatas 2:20 “Con Cristo estoy juntamente crucificado y ya no vivo yo, Cristo vive en mi, y lo que vivo en mi carne, lo vio en la fe del Hijo de Dios que se entregó a sí mismo por mi”.
Según Mark Wirkler el secreto de vivir una vida sobrenatural y natural a la vez reside en 7 principios:
- Dios es todo en todos: Él promete tomar cada área de nuestra vida si lo dejamos. La vida sobrenatural se basa en dejar a Dios hacerlo.
- Yo soy sólo un vaso. No puedo dar nada que no reciba. Por lo tanto no puedo “fabricar” nada sobrenatural. Sólo Él puede hacerlo.
- Ya no vivo yo: no puedo ni alejarme ni acercarme más a Dios por mis propias fuerzas, porque estoy muerto en Cristo. 
- Cristo es mi vida: por lo tanto si hay algo bueno en nosotros, es solo la vida de Dios manifestada a través de nosotros.
- Estamos muertos a la ley: admitámoslo, no podemos cumplir los mandamientos de Dios en nuestras propias fuerzas. Sólo Cristo lo hizo.
- Vivimos por el Espíritu: la única forma de hacer la voluntad de Dios es recibir diariamente Sus palabras en forma específica, escuchando Su voz y pidiendo al Espíritu ayuda para caminar en ella.
- Vivo porque Dios es Emanuel: (Dios con nosotros). Donde vamos, Él va con nosotros. Por lo tanto, podemos bendecir, orar, sanar y dar palabra de Dios no sólo en la Iglesia, sino en todo lugar, en el trabajo, en la casa, en la escuela, etc.
Les animamos a atreverse vivir una vida natural y sobrenatural al mismo tiempo.
Bendiciones,