martes, 20 de noviembre de 2012

LIBERÁNDONOS DEL SÍNDROME SETV ("SI ES TU VOLUNTAD")

Este fin de semana, experimentamos un tiempo glorioso en la presencia de Dios junto con todos los que estuvimos en la conferencia "Cuando el Cielo toca la Tierra", organizado por La Viña de Las Condes. Meditando en lo ocurrido tanto ahí como el domingo siguiente en nuestra iglesia, en relación al tema de sanidad, es que recordé esta enseñanza que compartí con nuestra Iglesia en el año 2007, durante un estudio sobre el Evangelio según San Mateo. De esa serie es que hoy les comparto este mensaje que espero que les bendiga y les edifique.  

     En la lectura del Evangelio según San Mateo, encontramos enseñanzas muy edificantes sobre lo que significa verdaderamente ser cristiano y  la vida de Cristo. Debido a que Mateo es un libro que estaba originalmente escrito para lectores de origen judío, está lleno de referencias al Antiguo Testamento. El Sermón del Monte, (que está en Mateo) contiene un gran tesoro en el campo de la ética (los principios que regulan nuestro comportamiento y nuestras relaciones con los demás).
Sin embargo, al referirnos a este libro, no podemos pasar por alto las referencias a milagros y señales hechas por Jesús. Sólo en el libro de Mateo hay por lo menos 16 documentadas (donde el mismo evangelio dice que los enfermos fueron sanados).

Leamos el relato de lo que ocurrió inmediatamente después del Sermón del Monte:

Mt.8:1-4
    (A) 1 Cuando Jesús bajó de la ladera de la montaña, lo siguieron grandes multitudes.2 Un hombre que tenía *lepra se le acercó y se arrodilló delante de él.
   —Señor, si quieres, puedes *limpiarme —le dijo.
3 Jesús extendió la mano y tocó al hombre.

   —Sí quiero —le dijo—. ¡Queda limpio!
   Y al instante quedó sano[a] de la lepra.
4 —Mira, no se lo digas a nadie —le dijo Jesús—; sólo ve, preséntate al sacerdote, y lleva la ofrenda que ordenó Moisés, para que sirva de testimonio.


Inmediatamente después de haber dado una clase magistral de ética cristiana en la montaña, comenzó a sanar a los enfermos. Esto es lo que algunos señalan como “enseñar y demostrar el reino de Dios”. Inmediatamente después de enseñar, Jesús demostraba que el Reino estaba presente a través de milagros, señales y maravillas.

La sanidad del leproso es la primera sanidad de Jesús que se registra en el NT. Lo primero que destaca en este  primer registro de sanidad de Jesús en el NT es Su deseo de sanar: “Quiero” (v.3). Dios quiere sanar a las personas. Él quiere lo mejor para Sus hijos. Dios anhela el bienestar del hombre. Dios no quiere lo malo para el hombre. Quiere lo bueno. Su naturaleza es restauradora.

¿En qué nos basamos para pensar que Dios quiere sanarnos?: en las escrituras.  
John Wimber en su libro “Sanidad Poderosa”[1] señala algunos propósitos que están explícitos en los Evangelios para la sanidad y los milagros:
·                    Demostrar la compasión y misericordia de Cristo (Mt.14:14; 20:34;
            Mc.1:41).
·                   Llevar a los testigos a la verdad de las afirmaciones acerca  de  sí  mismo      
           Mt.8:14-17; Lc.5:18-26).
·                   Demostrar que el reino de Dios ha llegado (Mt.4:23).
·                   Mostrar que Jesús es quien fue prometido por el Padre (Mt.11:1-16).
·                   Ilustrar en el nivel físico lo que espiritualmente Dios quiere hacer por 
           nosotros (Mt.9:1-8).
·                    Llevar a las personas a arrepentirse (Lc.10:8-12)
·                    Mostrar que el evangelio está destinado a los gentiles tanto como a los judíos 
            (Lc.7:1-10).

…y yo agregaría una más….¿Por qué Dios quiere sanarnos? Porque nos ama como Sus hijos. “¿Qué padre, cuyo hijo le pide pan, le dará una piedra?” Dios nos ama, y quiere lo bueno para nosotros, no lo malo.

El Síndrome SETV[2] esto es orar, “Señor, Si Es Tu Voluntad…” (SETV). Esta frase la leí en un artículo escrito por el pastor Will Eisenhouwer de la Viña. Ilustra muy claramente cómo sobre todo los cristianos con más años, oramos por sanidad.

La verdad es que es muy refrescante ver a personas nuevas en el Señor orar por sanidad y en general por cualquier cosa, pues ellos en general creen sin problemas, quizá no tienen un lenguaje religioso muy definido, por lo tanto sus palabras al orar no son tan adornadas, pero el creer con la fe de un niño, les hace confiar en que recibirán lo que piden de Dios.

¡Cómo quisiéramos tener la fe de un recién convertido, apasionado por Dios! ¿verdad? Sin embargo los que somos más “viejos” en el cristianismo, tenemos la tendencia a racionalizar esta parte del evangelio, lo que hace que nuestras oraciones muchas veces carezcan de esa misma vitalidad, por eso a veces oramos: “Señor, Si Es Tu voluntad…sánalo”.  

Muchos argumentamos que oramos de esa manera, por una cuestión de humildad, “no podemos darle órdenes a Dios”. Desde ese punto de vista podría llegar a ser entendible, es más, en el versículo bíblico que leímos al principio, el leproso lo pide de esa misma manera: “Señor si quieres…”. Pero la verdad es que no nos preocupamos de orar de la misma manera por los alimentos (“Señor, si es tu voluntad, bendice estos alimentos”) o cuando oramos con una persona para entregar su vida a Cristo por primera vez (“Repita después de mi: Señor, SI ES TU VOLUNTAD, sálvame”).

Si leemos los episodios de sanidad y milagros de Jesús en los evangelios (hay por lo menos 41 registrados en los 4 evangelios), podemos ver que en la mayoría de los casos, Jesús elogia la fe de los que vinieron a pedirle que los sanara (al centurión le dijo: “nunca he visto tanta fe en Israel”, la mujer con flujo de sangre “Mujer, grande es tu fe…”)

Pero en el caso del leproso, su respuesta fue casi como regañándolo. En la versión Lenguaje Sencillo, se ve más claro ese énfasis casi de reprensión de Jesús: “¡QUIERO HACERLO!”. Su respuesta fue casi como decirle: ¿¿CÓMO SE TE OCURRE QUE NO VOY A QUERER QUE SEAS SANO??

Alguna vez me he encontrado que en la práctica yo mismo aplico el SETV a situaciones en las que sé que no hay posibilidades ciertas de sanidad, entonces por si no resulta... le aplicamos el: “Señor, si es tu voluntad…”

Detrás de ésta forma de oración subyace el pensamiento errado de que Dios contesta algunas oraciones que yo hago, pero otras no.

Otra forma de la oración SETV es el orar tratando de dar con las palabras correctas para que se produzca la sanidad “Padre eterno, tú que permites la sanidad y la enfermedad, venimos a ti, pidiendo si en algún recóndito lugar de tu maravilloso corazón, quisieras sanar a Juan”

Eso es semejante a pensar que si una de mis hijas tuviese que decirme “Padre bueno, te honro como el proveedor de nuestra casa, y el administrador del presupuesto familiar, por eso es que vengo a pedirte…”, cada vez que venga a pedirme algo.

Sería por lo menos inaudito. Obviamente no tengo que decirle siempre que sí. Ni Dios tampoco tiene que decirnos siempre que sí. No se trata de que Dios no nos puede dar un “no” por respuesta. Incluso Dios puede darnos un “no” pero con gracia. El tema es que el acceso está libre. Dios quiere bendecirnos.

Es cierto que necesitamos orar oraciones correctas. Incluso en la Viña aconsejamos que antes de orar por algún enfermo o alguna situación que esperemos a ver qué nos revela Dios acerca de cómo orar. Pero no podemos pensar que sólo por orar la oración correcta, Dios va a contestar, y si no lo hacemos, Dios no va a hacer nada. Independiente de si oramos o no correctamente, DIOS QUIERE SANAR. ESE ES SU CORAZÓN.  

¿Qué pasa si oramos por alguien y esa persona no sana? Dios no va a dejar de ser Dios. A menudo lo que ocurre es que se resiente nuestro orgullo. Y en ese sentido es una lucha, no con Dios que quiere sanar, sino con nosotros mismos.


IL. John Wimber, el fundador de la Viña cuenta que cuando Dios le comenzó a guiar a orar por los enfermos, pasaron nueve meses de orar casi cada reunión por las personas hasta que vio la primera sanidad. En su libro “Sanidad Poderosa”, relata que al comienzo, la iglesia se reunía en un gimnasio y al final oraban por los enfermos. Pero pasaban los días y los meses orando y no pasaba nada. Un domingo, al final de una reunión comenzaron a orar con algunos ancianos por un hombre enfermo, pero al poco rato de orar por la persona, John se encontró postrado en el suelo derramando su propia frustración delante de Dios diciendo “¡Señor, no es justo! Nos dijiste que predicáramos lo que dice en Tu libro, pero no pasa nada. Nos dijiste que oráramos por los enfermos y creyéramos que Tú sanarías  pero no estás haciendo nada tampoco ¡No es justo!”. Y se fue a su casa derrotado.

Al otro día un hombre que recién venía llegando a la iglesia le llamó por teléfono y le pidió que fuera a orar por su esposa que estaba con fiebre, porque tenía niños y no tenía quién los cuidase. Wimber pensó “esto es lo último que me faltaba, que tenga que pasar todo un día cuidando niños.” Pero fue. Al llegar a la casa oró una oración realmente escuálida, sin muchas ganas, ni fe. Cuando terminó de orar, se dio vuelta hacia el esposo para explicarle por qué la gente a menudo no se sana (discurso que ya tenía muy bien practicado) y mientras estaba dando sus argumentos al marido, éste comenzó a mirar sobre el hombre de John con una sonrisa en los labios. Cuando se dio vuelta vio a la
esposa de pie al lado de la cama, fresca “como lechuga.”

Le preguntó “¿Qué te pasa?”, ella respondió, “Estoy bien, oraste por mí y Dios me sanó ¿por qué no te quedas a tomar desayuno?”

Creemos que lo que Dios ha hecho en los Evangelios, y a través de la historia de la Iglesia, lo puede hacer contigo y conmigo hoy. Pídele al Señor que abra tus ojos para que puedas ver las ocasiones en las cuales puedas ser usado por Él para orar por los enfermos. Pídele a Él que te limpie de toda incredulidad y que te dé corazón de niño para creer que no eres tú el que sana sino Él, el Dador de toda buena dádiva, el Autor y Consumador de la fe.


Recuerda:  
- El ministerio de Satanás es  robar matar y destruír todo lo creado por Dios.
. La voluntad de Nuesto Padre es hacernos bien, no mal, es Su voluntad    
  sanarnos de todo enfermedad del cuerpo, del alma, y del espíritu.
- Nuestro Padre Celestial  envió a su Hijo para que tengamos VIDA EN 
  ABUNDANCIA, abundancia en todo aspecto.
- No te desanimes si es que alguien no se sana. No es tu tarea sanar, Dios 
  es el que sana, nuestra tarea simplemente es orar.
- Ora osada y arriesgadamente y verás el Reino de Dios manifestarse. Esto
  
animará tu fe y atraerá la gente a Jesús.




[1] JOHN WIMBER; “Sanidad Poderosa”; Editorial Betania
[2] WILL EISENHOWER; “Si es tu voluntad” y otros conceptos errados acerca de la oración por sanidad”, artículo publicado en la revista “Equipping the Saints” (“Equipando a los Santos”), edición del Tercer Trimestre de 1996.


7 comentarios:

  1. Dios es maravilloso,gracias hermano Javier por este mensaje.

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    1. Gracias querida Carito! Me animas...estoy iniciándome en esto del blog. La verdad no sabía muy bien el alcance que podía tener. Me parece una buena herramienta para compartir el Reino con otros. Abrazos.

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  2. Buenísimo Pastor, a seguir escribiendo....un abrazo!!!!

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    1. Me alegro que te guste Jano. Tú también dale duro!!! está muy bueno lo tuyo. By the way...cómo puedo linkearme a tu blog para tenerlo en favoritos o algo así?
      Abrazos

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  3. Me gusto tu artículo, de hecho me inspiró para regalarle a unos amigos que están pasando por tiempos de enfermedad, el libro “Sanidad Poderosa”. Gracias Pastor sigue adelante.

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    1. Gracias Jorge! Está el libro Sanidad Poderosa en español alla? porque acá ya no lo traen. Lo tengo en digital por si acaso. Abrazos

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    2. Al parecer esta solo en ingles... seria genial poder leerlo en español, si aun lo tienes me encantaría tenerlo. Saludos.

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