martes, 5 de mayo de 2015

¿JESÚS BATALLÓ CON LA DEPRESIÓN?


Queridos Amigos!
Esta semana en lugar de enviar una reflexión mía, les envío este artículo que traduje de la página oficial de Rick Warren (autor del libro “Una vida con Propósito). Espero que lo disfruten!

Aparentemente es una pregunta extraña, pero les invito a considerar la profecía de Isaías acerca del Mesías: Despreciado y rechazado por los hombres, varón de dolores, hecho para el sufrimiento.
Todos evitaban mirarlo; fue despreciado, y no lo estimamos. (Isaías 53:3)
Esta declaración parece señalar a alguien parece estar luchando con los síntomas de la depresión. Por lo tanto, ¿por qué rechazamos tan rápidamente el pensamiento de que Jesús debió haber luchado con síntomas de depresión?

Quizá se debe a la noción falsa de que la depresión es 1) pecado o 2) una señal de debilidad. Pero sabemos que en ningún caso esto es verdad en el caso del Señor Jesús.
De hecho, la depresión no es algo que la persona elige. Sin embargo la persona debe escoger tratar con la depresión en su vida. El tema de fondo no es si la persona experimenta o no la depresión, sino la forma en cómo la persona reacciona a la depresión.

Mateo 26:38 nos muestra a Jesús en la agonía del Huerto de Getsemaní y declara: «Es tal la angustia que me invade, que me siento morir —les dijo—…»
Por esta razón soy de la opinión de que Cristo ciertamente batalló con la depresión. Hebreos 4:15 nos recuerda: 15 Porque no tenemos un sumo sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que ha sido tentado en todo de la misma manera que nosotros, aunque sin pecado.
Jesús no fue la única persona que lidió con la depresión en la Biblia. También tenemos a David que exclamó: Cansado estoy de sollozar; toda la noche inundo de lágrimas mi cama, ¡mi lecho empapo con mi llanto! (Salmo 6:6)

Incluso grandes predicadores como Charles Spurgeon experimentaron las aflicciones de la depresión. Él lo explicó de la siguiente manera: “Me encuentro frecuentemente deprimido – quizá más que cualquier otra persona aquí. Y no encuentro mejor cura para esa depresión que confiar en el Señor con todo mi corazón y reencontrarme nuevamente con el poder de la paz – la sangre de Jesús, y Su infinito amor, al morir en la cruz para remover todas mis transgresiones”

El asunto es importante para mí porque yo mismo he luchado con la depresión. Y me he dado cuenta de que no hay respuestas fáciles. La oscuridad puede atacar sin aviso. No pide permiso para hacerlo y no necesita ninguna razón. No te equivoques: la depresión es algo real.

Cómo se siente? Seguramente es distinto para cada persona pero para mi hay días en los que todo parece estar cubierto con una niebla densa. El desanimo para ser un estado interminable del cual no puedo escapar. Y si alguien me ofreciera unas vacaciones con todos los gastos pagados, no las tomaría porque en esos días ni siquiera sé qué es lo que podría hacerme feliz. Más encima uno se siente como que no se conoce a sí mismo.

Desafortunadamente existe una suerte de estigma que se relaciona con la depresión. Algunos creen que es algo imaginario. Otros dicen que es algo estrictamente espiritual, otros creen que es estrictamente físico. Algunos creen que tienes que tomar medicamentos. Otros creen que es pecado tomar medicamentos.

Por supuesto que hay más de un solo tipo de depresión (situacional, clínica, etc.). Pero sin importar su naturaleza o tratamiento (consejería, medicina, etc), la depresión siempre es una oportunidad de acercarnos más a Cristo. Por esta razón, es que debemos ver las palabras de un consejero como una extensión de la sabiduría de Cristo – no como una sustitución de ella. Y debemos considerar a la medicina como un regalo de Dios – no como una alternativa a Su poder. Si busco sanidad sin buscar a Cristo, entonces me estaré rindiendo a los ídolos de mis propios deseos.

Esa es la razón por la que pienso que Hebreos 4, después de recordarnos que Cristo ha experimentado las mismas tentaciones, nos anima en el verso 16 a acercarnos  confiadamente al trono de la gracia para recibir misericordia y hallar la gracia que nos ayude en el momento que más la necesitemos.”
En resumen:
1.     La depresión es algo real. (Jesús mismo la experimentó)
2.     Experimentar depresión no es pecado. (Jesús no pecó)
3.     Experimentar depresión no es resultado del pecado. (Jesús era completamente justo)
4.     No existe una “cura rápida” para la depresión – es una batalla (que muchas veces dura toda la vida).
5.     La clave es nuestra reacción a la depresión: si nos agarramos de Jesús o no.
Si conoces a alguien que está luchando con la depresión, aquí hay algunos pensamientos:
1.     Tú tienes una oportunidad  de ministrar a ellos el amor paciente y misericordioso de Cristo.
2.     Ten paciencia y escúchales.
3.     Anímalos a buscar consejería bíblica. (un buen consejero bíblico les animará también a consultar a un médico que determine si hay necesidad de medicamentos).
4.     Anímales continuamente a depender de Cristo.
5.     Ora por ellos y no te des por vencido!
Jesús batallo con la tentación? Creo que sí. Pero no sólo creo que batalló con ella… LA VENCIÓ!
Bendiciones para todos!

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